El Secreto del Rollo del Dragón
En la historia de Kung fu Panda, encontramos a Po que soñaba
en convertirse en una leyenda del kung fu, a la par de sus héroes, los Cinco
furiosos. Sin embargo, él no se creía capaz de perseguir su sueño, ya que
estaba fuera de forma pues es un oso panda, que trabajaba en una tienda de
fideos, que su padre, entusiasta, el Sr. Ping, él esperaba algún
día dejarle su lugar.
Hasta que un día, Po tiene un sueño en el cual él ve que es
un guerrero poderoso, tan poderoso, que incluso hasta los Cinco furiosos
(tigresa, mono, víbora, mantis y grulla) se inclinaban ante él, y decidían
unirse para librar grandes batallas. Luego despierta y vuelve a su realidad,
donde él es tan solo un gran fan del kung fu, alguien experto en Kung Fu, fue
sólo en la forma de que un admirador fantaseaba que podía ser parte de ella, no
como alguien que tenía alguna experiencia real. Ese mismo día eligen, aparentemente por un
error, a Po como El Guerrero Dragón. Un guerrero que sería el único en abrir el
Rollo del Dragón, con el cual sería invencible.
Nadie podría creer lo que estaba pasando, y Po era el que
menos creía en lo que estaba pasando.
Y pasaron los días en el palacio, en donde el maestro
Shifu se encontraba en los peores días
de su vida; ya que eligieron al panda para que sea el Guerrero Dragón. Shifu,
intentaba que Po desistiera de su llamado, golpeándolo junto con los Cinco
Furiosos intentando hacerle sentir que no era el indicado, y vuelva a vender
fideos, negándose así a entrenarlo y ayudarle a cumplir con su propósito. Entonces el maestro Shifu se da cuenta que el
problema no es el panda, sino que el problema era él.
Llega un día en el que Po decide irse del palacio, ya que el
no creía que debía estar ahí y mucho menos que él sería el Guerrero Dragón. En
ese momento, Shifu se interpone en su camino y le convence a quedarse y así comenzar el entrenamiento hacia el Guerrero Dragón.
Mientras el entrenamiento comienza, el antiguo aprendiz de Shifu, Tai Lung, dominado
por el odio y la ira de que alguna vez fue rechazado para ser el portador del
Rollo del Dragón, escapa de la cárcel con intención de enfrentarse al guerrero
Dragón y asi apoderarse del Rollo del Dragón.
Cuando Po regresa al valle luego de su entrenamiento, se
encuentra con que los Cinco Furiosos habían enfrentado a Tai Lung. Al ver a sus héroes
heridos delante de él, Po estaba preocupado por enfrentase el mismo a Tai Lung,
pero el maestro Shifu aseguró que Po podía derrotar a Tai Lung con la ayuda de
el Rollo
Dragón. Él lo ha recuperado, dándole a Po y prometiéndole poderes
extraordinarios de la vista y el sonido cuando lo lea, y el sentimiento
"del universo en movimiento a su alrededor". Po abrió el rollo, sólo
para descubrir que no era más que una superficie de oro, que se refleja
completamente en blanco. Confundido y decepcionado, Po considero que era la
única prueba de que realmente había sido elegido para ser el Guerrero Dragón
por accidente.
Shifu dijo a los Cinco Furiosos que evacuen el Valle, dijo
que lucharía contra Tai Lung para comprar todo el tiempo posible. Ellos
obedecieron, Po de mala gana salió con los demás. La división de los cinco de
escoltar a los pobladores, dejando a Po desanimado y busco a su padre. El Sr.
Ping se alegró de verlo de nuevo, le puso un delantal atándolo alrededor de Po
y hablando con él acerca de los planes futuros para una tienda de fideos de
nuevo en su huida con el resto del Valle. Después de haber llegado tan cerca y
no convertirse en el guerrero kung fu que había aspirado a ser, y ser recogido
en su vida anterior como si nada hubiera sucedido, Po desgraciadamente se quedó
por un momento, con sus esperanzas rotas. El Sr. Ping tuvo piedad de su hijo,
pero que le garantizo que todavía tenía un destino en el restaurante de fideos.
Po no se sintió alentado por esto, y le dijo a su papá que a veces ni siquiera
podía creer que era su hijo. El Sr. Ping, sorprendido, trató de consolar a Po y
por fin le dice la verdad: el ingrediente secreto de la sopa con el ingrediente
secreto de la tienda de fideos... no era nada. Explicó que no tenía que añadir
nada más a la sopa, ya que son fideos ordinarios. Simplemente creyendo que es
especial, se convertía en especial por su cuenta. Asombrado, Po sacó el
pergamino del dragón, y se encontró mirando a su propio reflejo. Las palabras
del Sr. Ping hicieron conexión, y por último, Po entendido el significado del
Rollo del Dragón, el secreto para el "poder ilimitado". Hizo su
camino de regreso al Palacio de Jade para poder Salvar al maestro Shifu. Po,
confiado en que él era el guerrero Dragón, derrotó a Tai Lung. Y así, volviendo
al valle con la victoria en las manos, los Cinco Furiosos haciendo una señal de
reverencia se inclinaron ante él, tal como el sueño que había tenido cuando
todo comenzó.
El Secreto:
Muchas veces vives una vida creyendo en diferentes cosas y confiando en
algo que a la larga tal vez no tenga sentido. Donde sientes que fuiste creado
para algo más de lo que eres, sintiendo un vacío lleno de dudas, misterios,
anhelos y sueños que no sabes de donde
vienen. Ya has hecho de todo y nada
tiene sentido. Es ahí cuando llega el Maestro. Abres los ojos y lo ves apuntándote
con el dedo diciendo: “A ti te he
escogido, para que seas El Guerrero De la Luz.” (Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamo de las tinieblas a su luz
admirable… 1 Pedro 2: 9.) Y llega el momento en el que tomando una decisión,
puede cambiar tu vida para siempre. Dudoso y a la vez creyendo que es una equivocación,
decides aceptar el llamado y comienzas a caminar con el Maestro. El te dice: que tú eres único, que mientras
él este contigo nada podrá hacerte frente y levantaras vuelo como el águila,
caminaras y tus pies no se cansaran y tendrás fuerza como la de un búfalo.
Entonces comienza el entrenamiento. El pone en ti su Espíritu. Empiezas a leer
su palabra, oras y comienzas a hacer su voluntad mientras él te da sabiduría y
entendimiento, las cosas que antes no veías ahora las ves, y todo comienza a
tener sentido.
Llega el día en que Jesús te llama a convertirte en un
guerrero. Y el Maestro te dice: “He aquí
que yo pongo en ti mi Espíritu, el cual morará en ti y te hará saber todo lo
que necesites.” (Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oyere y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16: 13.) El te
promete que llegaras a hacer cosas maravillosas que va más allá de tus
pensamientos.
Y una duda te inunda y te preguntas: ¿Será esto para mí? –
No, creo que esto no va a funcionar. –
Creo que se equivoco al creer que yo podría hacer todo eso que me dice.
Pero ganas a esas dudas y decides confiar en El. Y comienzas a creer que existe un
ingrediente secreto para todo eso que El te había prometido, algo mágico que te
impulsará, algún poder místico que te dará habilidades sobrehumanas. Con el
tiempo te vas dando cuenta de que no es así, y terminas frustrado y sin fuerzas
para seguir. Creyendo que aquel día en el que fuiste escogido “El guerrero de
la Luz”, solo fue un accidente.
Al punto que quiero llegar con todo esto es, que no hay un
ingrediente secreto. Tú eres el ingrediente secreto; por eso Dios te escogió. Porque
tú eres el único que puedes hacer lo que haces y en la forma en que lo haces. Tú llevas el poder dentro tuyo, ese poder
con el que puedes lograr cosas increíbles, que incluso hasta a ti te
sorprenderán.
Pasaras toda tu vida buscando ese momento, y aun así nunca
lo hallaras. No existe un día clave o algo por el estilo. El día clave fue aquel
día en el que Dios te llamó y tú decidiste entregarle tu vida, y cambiar tu
destino para siempre.
Lo único que debes hacer es confiar en que tú ya llevas
dentro el Espíritu de Dios. Y que tú eres la persona indicada para cumplir con
eso que Dios escogió para ti, aquí en la tierra. Y no existe nadie que pueda
hacerlo como tú. Tú eres “EL SECRETO”,
tú eres “EL GUERRERO DE LA LUZ”.
“Porque no nos ha
dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1: 7.